Los desafíos de desarrollo, de rentabilidad, de competitividad de las empresas generan tensiones que afectan los niveles de confianza y de eficiencia de los colaboradores.
Es en los momentos en los que las empresas necesitan más luchar o innovar que el contexto les anima a ser cautos y conservadores en sus actitudes.
Muchas empresas tienen una cultura implícita del objetivo, del deber, del compromiso ...y del castigo... Al tratar organizar y sistematizar procedimientos, se aplana la diversidad, las individualidades están amordazadas, la innovación o la iniciativa desaparecen.
Sin embargo un valor potente es capaz de compensar esta situación: el saber perdonar.
Es poco frecuente porque el éxito es una obligación, una exigencia. No es negociable. Aceptar el perdón sería abrir la puerta al error , al fracaso. ¡Inadmisible!
La capacidad de perdonar es la base de la confianza. Y del crecimiento.
Perdonar los errores es dar la oportunidad de aprender para mejorar, de fallar para acertar.
Los mejores profesionales no son los que nunca fallan. Son los que fallan y aprenden de ello.
¿Das la oportunidad a tu equipo?
¿Creas el contexto de confianza para permitirlo?
¿Sabes perdonar?
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