El miedo a la incertidumbre hace que tengamos tendencia a crearnos rutinas, automatismos como para parar el tiempo, controlar los acontecimientos, evitar los cambios...
Ponemos mucho esfuerzo para quedarnos bien cómodos, con una vida bien controlada, bien asentada, organizada.
Lo organizado nos tranquiliza, nos da la ilusión de que podemos controlar nuestra vida, nuestro destino... Podemos evitar sufrir, ser tristes, pensativos, aburridos...
En este deseo de control nos creamos nuestras propias limitaciones. Miramos el presente y el futuro con los ojos del pasado. No vemos todas las posibilidades, las numerosas capacidades que tenemos. Preferimos no ver todo este potencial que tenemos en nosotros...
Es que desvelar este potencial, atreverse a hacer algo con él, probar cosas nuevas, innovar... todo esto nos aleja de nuestra necesidad de controlar...
Cuando creas algo nuevo, sales de tu zona de confort y aparece lo nuevo, lo desconocido, surge la posibilidad de cometer errores, de tomar riesgos, de conocer el fracaso...
Entonces vuelves a tu rutina, vuelves a estructurar, a organizar tus días, tus actividades, tu vida.... y este potencial tan increíble que tienes se queda en ti... sin revelarse, sin expresarse, sin explotar...
¿Qué buscas controlar?
¿En qué te limitas?
¿Qué podrías hacer hoy que sea diferente?
¿Qué te atreverías a probar?
Toma un tiempo para ti, un tiempo para hacer algo quizás menos productivo, quizás más placentero, quizás diferente o extremo... pero ¡algo que te apetece hacer!
Conecta con todo lo que tienes en ti.
Dale la palabra. Déjalo expresarse.
Dale tiempo. Libertad. ¡Prueba!
¡Hazlo Ya!
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