Cuando preparamos entrevistas, reuniones o negociaciones, desarrollamos una idea clara de lo que queremos conseguir.
Definimos lo que queremos, establecemos cómo queremos que sucedan las cosas, creamos un argumento completo para apoyar nuestra visión, nuestras ideas y nuestra solución.
Hemos estudiado el contexto de la otra parte, hemos considerado las posibles opciones y opiniones que pueden tener, hemos definido los argumentos para responderles y convencerles de que acepten nuestra posición y decisiones.
Estamos convencidos de que hemos preparado más que suficiente y que la reunión podría ser una formalidad hacia nuestro objetivo.
¿Qué crees que podría pasar entonces?
¿Cómo pueden nuestras ambiciones obstaculizar los resultados?
Llegamos tan cargados de nuestra propia visión, realidad, opinión e ideas que tal vez no seamos capaces de escuchar y entender lo que los demás realmente piensan o quieren.
Estamos tan centrados en nuestra agenda que nos volvemos ciegos a todas las señales y actitudes no verbales que puede mostrar nuestro interlocutor.
Nos hemos vuelto tan rígidos con nuestra propia comprensión, perspectiva y soluciones que somos incapaces de deshacerlas y reconstruir otras opciones.
No estamos presentes al 100%, somos incapaces de escuchar realmente, evitamos cualquier intercambio realmente profundo, limitamos sin querer cualquier comunicación real.
El único contexto de la conversación es nuestra realidad, nuestro objetivo, nuestra agenda.
Hemos perdido la oportunidad de compartir nuestras realidades, nuestras visiones, nuestras percepciones para decidir y actuar.
Hemos decidido todo por adelantado... ¿Por qué tuvo lugar esta conversación?
¿Cómo evitar los monólogos?
¿Cómo podemos realmente tener una conversación?
Cuando prepares una reunión, asegúrate de crear el contexto adecuado para que sea eficaz y mantente abierto a construir una solución con los demás participantes en todo momento. Asegúrese de crear y mantener un proceso eficaz, genere confianza y esté presente.
¡Sí! Planea cuidadosamente... ¡y luego olvídate de ello!
Aprende a ser abierto, curioso, creativo, flexible... Escuchar, sentir, pensar, conectar, comprender y construir juntos una solución.
Crear conjuntamente una solución compartida.
Con decisiones compartidas
Y un compromiso alineado con las acciones
¿Tienes conversaciones ganadoras?